En conversación con el medio, profesora Sandra Urrutia Bravo aborda diversas temáticas tratadas en el reciente Congreso Interamericano de Educación Católica, en el cual participó.
En mayo se efectuó el XXVII Congreso Interamericano de Educación Católica, celebrado en México, con la participación de 1.200 líderes educativos del continente. Sandra Urrutia, directora ejecutiva de la Red Educacional Santo Tomás de Aquino fue parte de la delegación chilena y nos cuenta su experiencia.
“Fue una experiencia muy enriquecedora en lo personal y profesional. Las exposiciones que se presentaron fueron de un altísimo nivel y de un gran aporte para todos quienes trabajamos en educación en el continente”, comenta la directora ejecutiva de la Red Educacional Santo Tomás de Aquino, destacando la posibilidad que abrió este encuentro para compartir con educadores, laicos y consagrado”.
Para la profesora Sandra Urrutia, una de las cosas más importantes fue “comprobar que como Escuela Católica nos unen los mismos desafíos, en sociedades que viven grandes cambios culturales y sociales”.
¿Qué reflexiones ha podido elaborar en relación con la iniciativa de la UNESCO “los futuros de la educación” en sinergia con el pacto educativo global?
“Respecto del diagnóstico, hay unanimidad en reconocer que como consecuencia de la pandemia del Covid 19, vivimos un momento muy difícil en el ámbito de la educación, lo que significó la pérdida en los aprendizajes, y por la incertidumbre que ha generado. También dejó al descubierto, especialmente en sectores vulnerables en los cuales trabajamos nosotros, la precariedad en la que viven muchas de nuestras familias. Por eso, nos hace mucho sentido el llamado de la Unesco ‘Los futuros de la educación’, unido a la invitación del Papa Francisco, en el sentido que el conocimiento y el aprendizaje, es decir la educación, son los mayores recursos renovables con los que dispone la humanidad para responder a los desafíos actuales y generar alternativas para un desarrollo integral de las nuevas generaciones de niños, niñas y jóvenes”.
¿Qué desafíos identifica en esta materia, desde la vivencia de la escuela católica?
“Destacó cuatro reflexiones. La primera, aunar voluntades para realizar un trabajo conjunto donde el centro de las acciones sean los estudiantes y sus familias; y en esto la educación católica, por su experiencia a lo largo de la historia en nuestro país, tiene mucho que aportar. La segunda, como escuela católica debemos estar más presente en la discusión pública sobre educación porque tenemos una riqueza que muchas veces no hemos sabido exponer ni compartir al resto de la comunidad nacional. La tercera, trabajar desde todos los ámbitos las habilidades socioemocionales de manera de reconocer a la persona en su integralidad, especialmente a los niños, niñas y jóvenes con los cuales trabajamos en los colegios. Por último, pensar en una escuela abierta e innovadora, pero resguardando nuestro sello identitario, ser escuela católica. La exigencia con amor, el trabajo bien hecho y la búsqueda del bien común.
Promover el aprendizaje centrado en la persona del estudiante, configurar estilos de vida sostenibles, respetuosos del otro y del entorno y el cuidado de la paz, son terrenos en donde la escuela católica tiene mucho que ofrecer y proponer, señala Sandra.
“Somos personas de fe; por lo tanto, ante las dificultades, incertidumbres y problemas, tenemos que transmitir esperanza, y una esperanza que tiene una base sólida, una roca firme, y que no es otra que la persona de Jesucristo. Sumado a lo anterior la búsqueda de la excelencia en el trabajo, al estilo del Divino Maestro, nuestro único Señor y Salvador. Poner en práctica este dicho. Siempre podemos hacer mejor nuestra labor”.
Los aprendizajes que deja este congreso, la pandemia y la experiencia diaria de la escuela católica animan el caminar de las comunidades hoy día, abriéndose a nuevos desafíos y al fortalecimiento de buenas prácticas.
“De este tiempo hemos aprendido mucho, por ejemplo, que requerimos afianzar la Alianza Familia Escuela. Por otra parte, algo muy sustancial, necesitamos dotar a nuestros docentes, además de la capacitación en el uso de las nuevas tecnologías, de una formación sólida en los valores del evangelio, principios que nos urgen a fomentar una sana y buena convivencia en la escuela y también en el hogar, respetando el medio ambiente, la naturaleza, como tan sabiamente lo ha manifestado el Papa Francisco. Es lo que como Red Educacional Santo Tomás de Aquino hemos realizado en los últimos años en nuestros encuentros con estudiantes y con padres de familias y apoderados, igualmente con nuestros docentes y asistentes de la educación”.
El 27.º Congreso Interamericano de Educación Católica fue organizado por la Confederación Interamericana de Educación Católica (CIEC). La delegación de nuestro país, presente en el congreso estuvo compuesta por monseñor Alberto Lorenzelli, Obispo Auxiliar de Santiago y presidente del Área de Educación de la Conferencia Episcopal de Chile, Roberto Pavez, director ejecutivo del Área de Educación de la CECH, y la directora Ejecutiva de la Red Educacional Santo Tomás de Aquino, profesora Sandra Urrutia Bravo.
Fuente: Vicaría para la Educación