Los colegios católicos tienen como misión entregar una educación integral basada en valores inspirados en el Evangelio. Muchos padres buscan esta formación para sus hijos e hijas. Por ello importa proteger y cuidar estos espacios educativos en nuestro país.
Según datos de la Biblioteca Nacional del Congreso, en Chile existen 2862 establecimientos educacionales, privados y subvencionados de orientación católica. Sin duda, un aporte significativo de la Iglesia en este ámbito de la sociedad.
Aun cuando las estadísticas evidencian una disminución de quienes se declaran católicos, se mantiene el interés de muchos padres para que sus hijos sean parte de las aulas de los distintos establecimientos de orientación católica.
La misión de las escuelas católicas continuará comprometida con el anuncio de los valores del Evangelio, atenta a los signos de los tiempos, a los cambios culturales, la importancia de implementar una educación integral, una formación con conciencia ética-moral y abierta a los demás.
¿Por qué muchos padres siguen prefiriendo una educación católica para sus hijos e hijas?
Para adentrarnos en una respuesta entrevistamos a dos apoderadas integrantes de los respectivos Centros de Padres (CEPAS). Lucía Hernández del Liceo José Domingo Cañas (LJDC) y Carolina Tapia del Colegio San Alberto Hurtado (CSAH).
Lucía Hernández, apoderada desde hace 14 años, con un hijo ya egresado estudiando en la Universidad Católica y una hija en III Medio del LJDC, comparte su experiencia sobre lo que entrega el colegio católico en que han estudiado sus hijos.
“Creo que lo que más me gustó fue el aporte valórico basado en la pedagogía de Jesús. Me he dado cuenta de ello en lo que sembró en mis hijos. Por ejemplo, el que estudia en la Universidad Católica tuvo que tomar Teología como ramo obligatorio. Aunque él hoy está pasando por aquella etapa en que no cree en nada, se ha dado cuenta de que sigue con él lo aprendido en el Liceo, tal como una semilla que está germinando. Cuando toma las clases de Teología descubre que sabe más que quienes vienen de otro tipo de colegio.
En el caso de mi hija en ella también veo las semillas dejadas por el colegio. En su forma de ser, en la caridad para enseñar a otros, cuando comparte sus conocimientos, cuando aprende de los demás, cuando toma consciencia de sus errores, y ha entendido que somos personas con defectos y virtudes”.
Dentro de esta misma reflexión, Carolina Tapia del CSAH, agrega que “la educación católica prepara a nuestros hijos para enfrentar la vida con valores, ser líderes y poder servir siendo un aporte significativo en la sociedad”.
Centrándonos en el aporte concreto de la educación católica en la sociedad, Lucía piensa que en el contexto que vive Chile “es primordial ver el fruto de los valores, la enseñanza de Jesús como base de la vida, no haciendo al otro lo que a uno no le gusta que le hagan.
Por su parte Carolina cree que es importante “entregar educación de calidad preparando a los niños y los jóvenes para que desarrollen una vida con valores y principios basados en la religión católica”.
¿Cómo imaginan estas mamás el futuro de la educación católica?
“Creo que debe continuar en el futuro, es elección de los padres el tipo de educación o lo que quiero entregar a mis hijos. Para mí, una educación en valores es primordial con relación a una educación en que prima solo lo académico. En estos momentos en que se discute una nueva constitución, pensar en lo que podría ocurrir con los colegios católicos es complejo. Para uno como mamá, pensar que uno no podrá elegir es difícil, porque yo elegí este colegio”, responde Lucía Hernández.
Mientras, Carolina Tapia cree que la educación católica “debiera ser más activa, didáctica, productiva e inclusiva donde todos puedan ser llamados a recibir una educación de calidad siguiendo los pasos de Jesús”.
Fuente: Comunicaciones Red Educacional Santo Tomás de Aquino