Texto completo de la homilía de monseñor Celestino Aós en el Te Deum Ecuménico 2019. “Señor, Dios eterno, alegres te cantamos, A ti nuestra alabanza, A ti, Padre del cielo, te aclama la creación…”
1.-A Ti, Dios eterno, nuestra alabanza y nuestro agradecimiento por la fe de todos los cristianos chilenos, que reconoce a Jesucristo como su Salvador, que venera a la Virgen María como Madre y Reina, que florece en los santos y que quiere vivir y expresarse en nuestra vida privada y pública, que se manifiesta en la religiosidad popular, y quiere traspasar sus enseñanzas y valores a sus hijos. Tú eres el Señor de la historia, quien entreteje los hilos del acontecer y vas realizando una historia de salvación.
2.-A Ti, Dios eterno, nuestra alabanza y nuestro agradecimiento por la fe y las religiones diversas. Tú eres nuestro origen y Tú eres nuestra meta; te alabamos y damos gracias por todos los que respetando las creencias y religión de los demás saben colaborar y no hacen nunca de la religión una bandera de guerra. “¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de ti?”; la enseñanza de Jesús abre horizonte cuando nos vemos tentados por las limitaciones y deficiencias de los demás.
3. A Ti, Dios eterno, nuestra alabanza y agradecimiento por las etnias y culturas de los pueblos Mapuche, Aymara, Quechua, Diaguita, Colla, Rapa Nui. Todos fuimos creados a tu imagen y semejanza; porque reconocemos esto sentimos la urgencia de una convivencia más integrada y con horizontes nuevos.
4. A Ti, Dios eterno, nuestra alabanza y agradecimiento por la generosidad de quienes acogen e integran a las personas que llegan como inmigrantes desde distintos países. Ante un problema tan grande y complejo te damos gracias porque superando barreras y desconfianzas se suman la generosidad y los aportes de distintos grupos para hacer así más eficiente nuestra ayuda.
Señor, Dios eterno, alegres te cantamos,
A ti nuestra alabanza,
A ti, Padre del cielo, te aclama la creación…
1. En estas Fiestas Patrias nos unimos para alabarte y bendecir tu nombre, Dios de nuestros padres y Señor de nuestras vidas, por las autoridades que nos gobiernan, por los legisladores, por los magistrados, por las instituciones de orden y seguridad que buscan el bien común y la protección de los más desvalidos.
2. Señor, Dios eterno, gracias, por los ancianos, testimonios vivientes de esfuerzo y trabajo. Sólo cuando estemos dispuestos a seguir recibiendo su experiencia y sabiduría seremos capaces de atenderlos convenientemente y ofrecerles una vejez digna.
3. Señor, Dios eterno, gracias por los jóvenes que sueñan un Chile nuevo y mejor, que presentan sus demandas con claridad y mirada de conjunto, que dialogan sin esconderse y sin violencia, y que se entregan al estudio para prepararse haciendo de nuestros colegios y universidades espacios de encuentro y sana convivencia.
4. Señor, Dios eterno, gracias por los niños, por todos y cada uno de los niños y niñas de Chile. Tú, Dios viviente los llamas a la vida a través de sus padres. Pero todos somos responsables de que nuestros niños y niñas puedan crecer en un ambiente saludable, sano. Te damos gracias por tantas personas que no se quedan en las palabras, sino que trabajan por cuidar, acompañar y enseñar a nuestros niños.
5. Señor, Dios eterno, gracias por las mujeres que son generosas en su aporte a la sociedad, que entregan ternura y firmeza, que abren caminos y saben consolar y sanar no sólo las heridas del cuerpo sino también las del espíritu.
6. Señor, Dios eterno, gracias por los que cuidan la vida desde el primer momento de su concepción hasta el último suspiro. Cada vida, cada persona, es valiosa en sí misma y no se puede valorar por su producción o rendimiento. Podemos lograr los bienes e instrumentos más sofisticados, podemos empeñarnos en las actividades y deportes más exitosos, pero “si no tengo amor”, si mi vida no tiene un sentido… Porque la vida y el amor se cuidan en el matrimonio y la familia, te damos gracias por todos los que viven su matrimonio y su familia con fidelidad y generosidad y por todos los que ayudan y protegen al matrimonio y la familia.
7. Señor, Dios eterno, gracias por los trabajadores: los mineros, los agricultores, los obreros, los comerciantes que colaboran con su trabajo bien hecho en la obra de la creación y ofrecen un producto satisfactorio a sus compatriotas. Son muchos los que se preocupan y cuidan de la casa común; te damos gracias por ellos, y te pedimos que todos crezcamos en espíritu ecológico para que podamos vivir sanamente sin contaminación y respetando a los animales y a las plantas, a los ríos y a los mares.
8. Señor, Dios eterno, gracias por los que buscan la verdad, la hacen noticia y con su trabajo desde los medios de comunicación social la comparten con sus compatriotas y la entregan al mundo. Aunque tenga las técnicas más modernas y poderosas, aunque hiciera las cosas más admirables, si no tengo amor, no me sirve para nada: gracias por los comunicadores y líderes de opinión que saben amar a sus compatriotas y dar sentido a la vida de los chilenos.
9. Señor, Dios eterno, gracias porque en tu providencia nos has llamado a monseñor Lorenzelli y a mí a servir a esta Arquidiócesis de Santiago; gracias por quienes nos precedieron en este servicio y por quien ha representado a la Santa Sede en medio nuestro.
10. Señor, Dios eterno, gracias por tantos sacerdotes y diáconos, religiosas y religiosos fieles, generosos y sacrificados, gracias por los buenos pastores y pastoras de las distintas iglesias, que se desviven con sus palabras y con sus obras para que tu Evangelio llegue a todos, de manera que cada uno pueda tener vida plena y abundante.
Señor, Dios eterno, tenemos problemas, limitaciones, heridas y pecados. Tú nos convocas hoy a las Fiestas Patrias, Tú nos orientas hacia lo positivo y logrado. Llamados a colaborar y no al enfrentamiento; al diálogo y no a la descalificación; al respeto y no al insulto… vamos construyéndonos unos a otros, bajo la mirada y el cuidado de la Virgen María, Madre y Reina de esta Patria nuestra que es Chile. Tenemos problemas, limitaciones, heridas y pecados. Por eso reunidos en estas Fiestas Patrias imploramos:
“Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
Como lo esperamos de ti.
A ti, Señor, me acojo,
No quede yo nunca defraudado”.
Fuente: Cominicaciones Iglesia de Santiago