Acogiendo con fe y obediencia filial la carta del Papa Francisco, los obispos expresan su voluntad de hacerse cargo "de los errores que nos correspondan y corregirlos, de tal forma que la Iglesia sea, cada vez más, un ambiente sano y seguro para niños, niñas y jóvenes", señala el mensaje de los obispos al concluir su asamblea plenaria.
La 115ª asamblea plenaria del episcopado chileno se realizó en Punta de Tralca del 9 al 13 de abril, programada como un tiempo de reflexión y diálogo sobre el viaje apostólico del Papa Francisco a Chile.
En su mensaje conclusivo, los obispos se refieren a la carta que les envió el Papa Francisco tras conocer el informe de Mons. Charles Scicluna. Valoran que en esta carta, el Pontífice "abre su corazón ante el dolor abrumador de los abusos que le dieron a conocer sus enviados especiales y nos convoca a Roma a dialogar con Él sobre sus conclusiones, para colaborar en el discernimiento de las medidas que a corto, mediano y largo plazo deberán ser adoptadas para restablecer la comunión eclesial en Chile, con el objetivo de reparar, en lo posible, el escándalo y restablecer la justicia”.
Al respecto, los pastores señalan que acogen con “fe y obediencia filial” esta misiva y que expresan su "dolor y vergüenza porque, a pesar de las acciones realizadas estos años, no hemos logrado que las heridas de los abusos sanaran en los corazones de muchas víctimas y siguen siendo una ‘llaga’ abierta en el corazón de la Iglesia en Chile".
Los obispos renuevan su esperanza porque ven en esta "intervención del Sucesor de Pedro un camino concreto para que juntos podamos ayudar a sanar y reparar las heridas que aún permanecen abiertas. La carta del Papa la recibimos como una invitación a asumir con magnanimidad y humildad este desafío".
"Queremos hacernos cargo de los errores y corregirlos"
Para iniciar este camino, añade el mensaje, la Iglesia se pone en estado de oración, escucha, discernimiento y disponibilidad para renovar la comunión eclesial. "Queremos hacernos cargo de los errores que nos correspondan y corregirlos, de tal forma que la Iglesia sea, cada vez más, un ambiente sano y seguro para niños, niñas y jóvenes".
Finalmente, los obispos piden a las comunidades que les ayuden con su consejo y oración, como lo pide el propio Papa: "las víctimas han de ser el primer motivo de nuestra plegaria y reparación", y encomiendan a la Virgen del Carmen este camino de conversión y de renovación eclesial.
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Fuente: Prensa Conferencia Episcopal de Chile