“Hemos quedado sorprendidos con los modelos de ambos países. Debemos eso sí, comprender que son realidades distintas; Finlandia por ejemplo es una sociedad que ha sido concebida de otra manera. Sin embargo, pude constatar que la confianza es fundamental. Cada uno de los integrantes de la comunidad sabe bien lo que tiene que hacer y entiende el trabajo como un valor. Todos entienden que la educación es un motor de desarrollo”.

En Finlandia la autoridad escolar visitó tres establecimientos de Helsinski. Los tres elementos más importantes que rescató son: las prácticas pedagógicas, ya que se desarrollan habilidades y no contenidos; la infraestructura, al operar en condiciones óptimas de trabajo en el aula de acuerdo a las necesidades de los estudiantes; y, por último, no se realiza ninguna acción que no haya sido bien pensada. Es una práctica horizontal de liderazgo.

España, en tanto no está lejos de ser un modelo en educación. Tres colegios católicos de Madrid, Sevilla y Barcelona recibieron la visita de nuestros directivos. “Son un ejemplo de modelos educativos. Sin duda el más innovador fue el colegio Montserrat en Barcelona, cuyo proyecto se orienta hacia un modelo de educación 3.0. “La dirección ha impulsado la inteligencia múltiple como el eje de desarrollo de sus estudiantes y esto se ve plasmado en cada uno de sus procesos”.

En referencia a los colegios católicos y su manera de implementar los modelos educativos Cristian Molina explicó que el área de pastoral y académica siempre van de la mano. “Las diferencias entre los proyectos educativos son las formas de implementación. Siempre están planificadas y se realizan aspirando siempre al desarrollo de la creatividad y a la calidad. Estas visitas nos han servido también para romper el mito de que sólo es posible realizar cambios en los establecimientos educacionales pagados. Aquí hay un trabajo importante que hacer a nivel nacional, de cómo se está planteando la educación para el desarrollo de la sociedad chilena”.