En su reciente visita a México, el Santo Padre invitó a los jóvenes a seguir a Jesucristo porque Él nos aleja de la vida destructiva y a las familias las llamó a seguir confiando en Dios “para tener motivos para seguir apostando, soñando y construyendo una vida que tenga sabor a hogar y a familia”.
Una intensa agenda desarrolló el Papa Francisco en su visita de 4 días a México, del 15 al 18 de febrero, donde se reunió con distintos sectores de la sociedad de ese país y presidió multitudinarias celebraciones litúrgicas. A los jóvenes les entregó un mensaje lleno de esperanza, ilusión y sobre todo de mucho ánimo, durante el encuentro que sostuvo con ellos en la ciudad de Morelia, capital de Michoacán, en un estadio de futbol completamente lleno de fieles que demostraron una vez más la alegría y el espíritu festivo –como dijo el Papa- del pueblo mexicano.
Se calcula que fueron 50.000 personas las que participaron en este encuentro en el que, además de danzas, canciones y mucha acción, varios jóvenes entregaron al Papa su testimonio de vida. En la oportunidad, el Papa Francisco los invitó a vencer los miedos, a valorarse más, a no dejarse pisar por las personas que les hacen creer que no valen, y sobre todo a no perder la esperanza. Y todo esto –explicó- se consigue estando cerca de Jesucristo, que nos anima a seguir adelante, a llevar un camino lejos de la destrucción.
A las familias
"Prefiero una familia que una y otra vez intenta volver a empezar a una sociedad narcisista y obsesionada por el lujo y el confort”, dijo el Papa Francisco en su discurso en el Encuentro con las Familias celebrado en el Estadio «Víctor Manuel Reyna», de Tuxtla Gutiérrez.
En su discurso, el Santo Padre señaló que es necesario seguir confiando en Dios para tener “motivos para seguir apostando, soñando y construyendo una vida que tenga sabor a hogar, a familia”. Porque su nombre es amor, su nombre es donación, su nombre es entrega, su nombre es misericordia. Porque Él es capaz, dijo el Papa, “de transformar nuestras miradas, nuestras actitudes, nuestros sentimientos muchas veces aguados en vino de fiesta”.
Respondiendo a las dificultades que las familias deben afrontar en nuestros días, el Santo Padre señaló que debemos luchar contra la precariedad y la soledad. Sobre todo contra la precariedad que nace de la soledad y el aislamiento. Y para ello, se necesita “legislaciones que protejan y garanticen los mínimos necesarios para que cada hogar y para que cada persona pueda desarrollarse por medio del estudio y un trabajo digno. Por otro lado, transmitir el amor de Dios que habían experimentado en el servicio y en la entrega a los demás. Leyes y compromiso personal – dijo el Papa – son un buen binomio para romper la espiral de la precariedad”.
Fuente: News Vatican