Así lo manifestó el Arzobispo Ricardo Ezzati en concurrida misa en memoria del Cardenal Raúl Silva Henríquez,, al cumplirse 16 años de su Pascua.
Palabras e imágenes del Cardenal Raúl Silva Henríquez –proyectadas en varias pantallas a lo largo de la Catedral- recibieron el jueves 9 de abril al mediodía a los asistentes a la misa en Memoria del 16° Aniversario de la Pascua de quien fuera entre 1961 y 1983 Arzobispo de Santiago.
La eucaristía fue presidida por su sucesor, el Cardenal Ricardo Ezzati, quien celebró junto al obispo emérito de Temuco y Presidente de la Fundación Cardenal Raúl Silva Henríquez, Mons. Manuel Camilo Vial, al obispo emérito de Punta Arenas Mons. Tomás González, al Vicario para la Educación P. Tomás Sherz y numerosos sacerdotes.
La Catedral de Santiago recibió a cientos de fieles, en su mayoría delegaciones de colegios salesianos portando estandartes, representantes de la Universidad Católica Silva Henríquez y miembros de la Fundación que lleva el nombre de quien fuera Arzobispo de Santiago.
En su homilía, Monseñor Ricardo Ezatti expresó que debido a su riqueza "es muy difícil sintetizar la experiencia espiritual del Cardenal Silva". No obstante, destacó dos aspectos fundamentales que –a su juicio- "son los signos de la santidad de este hermano obispo".
"El Cardenal Raúl a lo largo de su vida realizó muchas obras, fue un genio de la creatividad pastoral, de la fantasía pastoral, especialmente a favor de los más necesitados. Pero jamás afloró en su alma la conciencia de que todo eso se debía a él. Muy por el contrario, constantemente repetía que lo que él realizaba a favor de la gente más necesitada provenía de su fe en Jesucristo y que era Jesucristo el que lo impulsaba", manifestó. El Cardenal –agregó- "fue un discípulo del Señor y, por consiguiente, un buen samaritano de todas las personas que sufrían".
La segunda enseñanza –añadió- es su experiencia eucarística. "Ciertamente la noche de pascua cuando Jesús se aparece a los discípulos se parece mucho a la noche que también el Cardenal Silva vivió en su vida como pastor aquí en Santiago; no fueron noches fáciles, pero en su eucaristía diaria encontraba la fuerza de la Resurrección del Señor que lo animó a no tener miedo, a enfrentar los momentos difíciles de nuestra historia que tuvo que enfrentar".
"Si ustedes me preguntan cuáles son los signos de la santidad de este hermano obispo, yo los encuentro fundamentalmente en estos dos aspectos: Movido por la caridad de Jesús, por su fe, por ese ardor apostólico, supo enfrentar las tareas que le exigía el tiempo que le tocó vivir, y, en la eucaristía, en el encuentro diario con Jesús hecho pan de vida supo encontrar la fuerza para ser un auténtico pastor en medio de su pueblo", remarcó.
Finalmente, dirigiéndose a la gran cantidad de jóvenes presentes dijo –luego de recordarles que fue la figura de san Juan Bosco la que marcó y desarrolló la vocación del Cardenal Silva-: "Que pueda el Señor suscitar en medio de los jóvenes chilenos a otros Raúl Silva, a muchos Raúl Silva, porque el servicio que prestarán, como el que prestó el Cardenal Silva será de verdad un servicio para el crecimiento de Chile, para que su sueño de Chile pueda ser una realidad en nuestro tiempo, que también como el tiempo del Cardenal, se ve agitado por tantos problemas y tantas situaciones que requieren ser enfrentadas con base éticas y cristianas que permitan pensar un futuro de bien y de gracia para toda nuestra patria".
Luego de la bendición, los obispos y sacerdotes bajaron hasta la cripta bajo el altar, donde reposan los restos del Cardenal Silva, para hacer juntos una oración por su descanso eterno, minutos que fueron observados y compartidos -a través de las pantallas- con gran atención y respeto por la comunidad presente.
Fuente: Comunicaciones Santiago.
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