En su columna de opinión del lunes 23 de marzo en El Mercurio, y a la luz del estudio de la despenalización del aborto, el cardenal Francisco Javier Errázuriz profundizó sobre el valor de la vida en nuestro país.
Comenzando su reflexión sobre el momento en que vivimos, el arzobispo emérito de Santiago da razones para mirar la vida humana con otros ojos: "A lo largo de la historia, nunca tuvo la humanidad tantas razones para admirar el misterio de la vida humana y el horizonte de su crecimiento. En siglos anteriores no sabíamos que el ser humano, desde su misma concepción, ya es original, y que tiene la capacidad de desarrollar, con el apoyo de su madre antes de nacer, sin interrupción alguna la riqueza que lo distingue", señala.
El artículo del cardenal también tiene una mirada especial sobre la dolorosa historia pasada de nuestra patria: "Un país como el nuestro, que fue herido profundamente por muy graves violaciones de los derechos humanos, sobre todo del derecho a la vida, debiera apreciar y poner en práctica la dolorosa enseñanza de su historia: no hay vidas valiosas junto a otras vidas desechables. Todas ellas tienen un inconmensurable valor. Son dones de Dios. Ningún Estado, ninguna ideología, ninguna persona debiera arrogarse el derecho a disponer de ellas, como ha ocurrido en los regímenes totalitarios del mundo entero".
Sin embargo, en opinión del cardenal Errázuriz, es precisamente la abolición de la pena de muerte en tiempos de paz -opción que tomó el Estado en 2001- lo que nos orgullece como nación y que enfrentado a la aprobación de esta nueva ley, significaría un corte en el camino de respeto a la vida.
Finalmente el prelado analiza las contradicciones implícitas en las razones que da el Gobierno para no proteger ni defender en determinadas circunstancias la vida del ser humano que ha sido concebido y llama a reflexionar acerca de otras alternativas bajo la base de que no existe el derecho a matar a un ser humano indefenso e inocente.
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Fuente: Prensa CECH