Reflexión de Monseñor Fernando Ramos Pérez, Obispo Auxiliar de Santiago y Vicario General de Santiago, publicada en la edición de febrero del periódico Encuentro.
A continuación damos a conocer el texto completo de la Editorial de Monseñor Fernando Ramos, publicada en el periódico Encuentro del Arzobispado de Santiago:
Hace unas semanas nos hemos enterado del terrible atentado realizado contra periodistas de una revista en París. Hemos visto las imágenes en la televisión y escuchado los diversos relatos que muestran y dan cuenta de cómo se cometieron esos crímenes. Ante estos y otros hechos no podemos dejar de preguntarnos sobre el respeto y protección de la vida humana. ¿Acaso alguien puede decidir la vida de los demás? ¿Qué lleva a algunos a considerar que se puede discriminar entre la vida de unos y la vida de otros?
No son preguntas antojadizas ni teóricas. Ellas apuntan a nuestra convivencia y a la forma en que nos relacionamos con los demás.
En la edición de febrero del periódico Encuentro nos acercamos a algunas de las realidades insinuadas en estas preguntas. Se ha planteado en nuestro país que sería necesario introducir la despenalización del aborto bajo ciertas circunstancias. Se fundamenta desde la salud pública y desde los derechos de la mujer. Pero ¿nos hemos detenido a pensar desde el punto de vista de los más débiles, de aquellos que no tienen siquiera una voz? ¿Por qué algunos seres humanos tendrían más derecho a nacer que otros?
Algo similar podemos percibir acerca de la forma que construimos nuestra ciudad. ¿Tenemos en cuenta a los más vulnerables o a los que necesitan mayor atención? Cada vez más vemos las complicaciones que tienen algunas personas con dificultades físicas para sus desplazamientos o los esfuerzos que hacen los adultos mayores para cruzar la calle antes que aparezca nuevamente la luz roja.
Ciertamente que uno de los signos más claros de civilidad y cultura de un pueblo está en cómo se toma en cuenta la vida humana. No es una preocupación retórica. Se trata de ver en qué medida nos tomamos en serio unos a otros y de qué forma esa preocupación se traduce en un modo fraternal de vincularnos. En definitiva, es saber si estamos dejando espacio al Señor de la Vida en nuestras vidas.
Fuente: Periódico Encuentro Arzobispado de Santiago