Siete alumnas del Cuarto de Enfermería del Liceo Sara Blinder, perteneciente a la Fundación Educacional Sociedad de Escuelas Católicas Santo Tomás de Aquino, están realizando su práctica profesional por en estos meses en el Hospital El Buen Samaritano de Molina, que durante años han mantenido religiosas de esa congregación.

Katherine Denis González es una de de estas alumnas. Desde el 10 de diciembre y hasta el 28 de enero trabajarán en dicho establecimiento hospitalario entregando  “lo mejor de mí y todo lo aprendido en el colegio”. Según cuenta, le corresponde  atender a unos cien pacientes con diversas enfermedades. “Acá principalmente me toca hacerles aseo, darles los medicamentos y de comer a los que no pueden hacerlo solo, y especialmente acompañarlos”.

Igual que sus otras seis compañeras debe completar 350 horas de práctica. Trabaja desde las 9 de la mañana a las ocho de la tarde. Posteriormente descansa y alojan en la Casa del Noviciado de las  Religiosas. “La labor que ellas realizan realmente es impresionante porque la mayoría de los pacientes son de escasos recursos y de localidades cercanas a Molina”.

“Ha sido un muy buena experiencia para aprender que la enfermería es una carrera muy sacrificada y de mucho compromiso. A mí me gusta  y me siento muy contenta haciendo esta labor. Es lo que siempre quise ser”, señala Katherine.

La práctica de las siete alumnas es supervisada por la profesora encargada de la carrera, “quien periódicamente nos visita y nos orienta de cómo hacer el trabajo. También contamos con la ayuda de las religiosas, a quienes admiramos por la misión que realizan, de total servicio a los enfermos. Esa es la mejor lección que podemos sacar de esta práctica”.    

Amor al prójimo

Este establecimiento de  salud y casa de acogida de las Hermanas del Buen Samaritano tiene más de  30 años en Molina. La madre Irene García es la superiora y fundadora de esta obra solidaria que actualmente asiste –en forma gratuita- a cerca de 280 pacientes de diversas partes del país, quienes sufren enfermedades terminales, han sido abandonados o no cuentan con recursos para recibir cuidados o atenciones médicas. La institución la conforman 24 religiosas, además de 62 auxiliares, dos médicos, dos kinesiólogos, siete paramédicos, cuatro ayudantes, cinco conductores, cuatro mecánicos, diez encargados de lavandería e igual cantidad de carpinteros, ocho cocineros, dos secretarias, entre otros que suman en total cerca de 120 trabajadores.

 COMUNICACIONES SECST