Reflexión de Navidad del Padre Iván Leng, Director de Pastoral del Liceo Miguel Rafael Prado.
Queridos amigos y amigas de los colegios de la Fundación Educacional SECST:
Ha llegado rápidamente el mes de diciembre, y nos acercamos así a fin de año. Nuestros colegios bullen de actividad, se produce el cierre de los cursos, se calculan los promedios, se hacen las convivencias de los cursos, se realizan las premiaciones, nos alegramos con las licenciaturas de los niños y jóvenes. Desde el corazón brota un agradecimiento a Dios por este año académico que culmina.
En los colegios hemos celebrado el Mes de María con mucho gozo, y así, la Virgen nos prepara para recibir al Niño Dios que ya viene. Esta espera es propia del tiempo litúrgico de Adviento. Esta celebración de la Iglesia es la que debe guiar nuestro pensamiento y nuestro actuar.
La alegría que experimentamos viene del Señor que ya se acerca en la forma de un niño pequeño. Esto no tiene relación con los viejos pascueros gordos y rozagantes que se instalan en trineos en los malls y negocios, invitándonos a una fiebre de compras. La invitación del Niño Dios es a mirar el pesebre de la natividad, ver cómo cada día se van agregando las figuras que representan a los distintos actores de esa noche santa en Belén. Los pastores, que cuidaban los rebaños a cielo raso, esa noche fría. Los animales que pacían tranquilos en el pesebre, el burrito de navidad, la vaca, las ovejas... Ellos también esperan confiados la llegada del Niño Dios. Luego se agregarán los Reyes Magos, esos sabios de oriente que vienen a adorar al Dios hecho hombre. Y, por supuesto, la Sagrada Familia: la Virgen y San José. Que van, de puerta en puerta, pidiendo un alojamiento donde pueda nacer Dios. Y bien, ocurrió que en ninguna casa del pueblo la familia santa encontró posada. Al final el niño hubo de nacer rodeado de animales y de gente sencilla, como para mostrarnos la actitud que Él espera de nosotros. Ojalá no dejemos pasar a Dios en nuestras vidas, como hicieron los habitantes de belén.
¡Démosle acogida, démosle posada en nuestro corazón!
¡Feliz Navidad!