A las estimadas profesoras y estimados profesores de los colegios que forman parte de la Fundación Educacional Sociedad de Escuelas Católicas Santo Tomás de Aquino,

Reciban de nuestra parte un muy cordial y afectuoso saludo con motivo de celebrarse este 16 de octubre el Día del Profesor. Muchas veces a ustedes se les llama maestra o maestro. ¡Qué nombre más significativo que éste que nos recuerda a nuestro único Maestro, Señor y Salvador, Jesucristo! ¿Por qué muchos les llaman así? Porque ustedes están llamados a una misión de las más importantes de nuestra sociedad, están llamados a enseñar, a ser ejemplos de vida, a dar testimonio de entrega y servicio. Qué misión más noble y altruista que la que ustedes realizan día a día formando a generaciones de niños, niñas y jóvenes para que más tarde sean personas de bien.

Educar a nuestros niños y niñas no es solamente entregar conocimientos para que tengan buenas notas y tengan un buen rendimiento en el SIMCE y la PSU. La tarea de ustedes es mucho más que eso es formar de manera integral a las futuras generaciones del país, que tendrán en sus manos la conducción de nuestra sociedad. ¡Qué tarea más noble y trascendente!

Bien sabemos que muchas veces vuestros sacrificios no han sido reconocidos suficientemente por nuestra sociedad. A nivel general, muchas veces no tienen las remuneraciones justas que se merecen ni la dignidad que el cargo exige. El país entero tiene una gran deuda en este sentido. Es tiempo que sepamos valorar a las profesoras y los profesores por la importante misión que cumplen socialmente. En ese reconocimiento, como Iglesia estamos empeñados en seguir avanzando. Ese es nuestro propósito.

No quisiéramos concluir nuestro saludo sin recordar a esos profesores y profesores que hicieron de nuestras vidas lo que hoy somos. ¿Quién no recuerda a aquel profesor que nos enseñó a leer a escribir nuestras primeras letras? ¡Cómo no estar agradecidos de aquellas mujeres y aquellos hombres que nos ayudaron a descubrir el mundo a través de los conocimientos que nos entregaron. Y qué decir de aquellos que nos ayudaron a descubrir nuestra vocación.

En recuerdo de esos profesores y profesores, hoy saludamos con mucho afecto a cada uno de ustedes y les deseamos que junto a sus respectivas comunidades escolares y familias celebren este día como se lo merecen, con mucha alegría.

¡Qué Dios les bendiga en esta noble tarea y que su Madre Santísima les acompañe en todo momento!