Invitación la hizo en el contexto de la peregrinación al Santuario de San Albeto Hurtado que se realizó con el lema “Cristo vive y te quiere vivo”, el sábado 14 de agosto, con una modalidad híbrida por medio de estaciones virtuales, y una eucaristía presencial con aforo reducido. Estudiantes y docentes de la Red Educacional Santo Tomás de Aquino participaron virtualmente de la celebración.
Por segundo año consecutivo la peregrinación al santuario de San Alberto Hurtado se realizó de manera virtual, aunque este año la eucaristía fue decarácter presencial con aforo reducido. Jóvenes estudiantes e integrantes de los equipos de Pastoral de nuestros colegios se sumaron a la caminata virtual.
En sus palabras de bienvenida a la peregrinación, el obispo Auxiliar de Santiago y vicario de la Esperanza Joven, monseñor Cristián Roncagliolo, manifestó su alegría por volver a reunirse en torno a la figura de san Alberto Hurtado y explicó que esta caminata resulta especial, pues, además se cumplen treinta años desde la creación del equipo de servicio de la Vicaría de la Esperanza Joven, que surge como una expresión genuina de evangelización. Hoy, el equipo de servicio “cumple treinta años, de gracias, de bendiciones, de generaciones que han pasado haciendo el bien entre nosotros, sirviendo en la Iglesia, a los jóvenes y a los adultos, para que podamos celebrar, peregrinar, compartir, animarnos en la fe. En este contexto iniciamos nuestra peregrinación, y aunque sea virtual nos recuerda que caminamos hacia el encuentro del Señor y que somos Iglesia”, destacó.
Con Cristo en el centro
Tras recorrer las estaciones, la actividad culminó con la eucaristía desde la explanada del santuario, que fue presidida por el cardenal Arzobispo de Santiago, monseñor Celestino Aós, quien en su homilía, afirmó que san Alberto Hurtado sabía vivir cada segundo de su tiempo, haciendo de la misa el centro de su vida. En este sentido, subrayó que Cristo permanece siempre presente en medio de su pueblo por medio del sacramento. “Cristianismo sin Cristo, es como concierto sin músicos, y cristianismo sin comunión, es permanecer en la pura región de las ideas, es como un amor sin presencia, una amistad sin confidencias, una caridad sin donación: cristianismo sin comunión es palabra hueca, vacía de sentido”.
Más adelante, reflexionó monseñor Aós sobre el tiempo que vivimos, donde la pandemia, la inmigración, el estallido social ha aumentado el número de pobres, han aparecido pobrezas que estaban ocultas: las físicas, psicológicas, intelectuales, morales y religiosas. “Algunos parecen querer adueñarse de los pobres para sus propias causas y beneficios. San Alberto nos lleva por otros caminos, y por eso a boca llena le llamamos «Padre de los pobres»: en el pobre está Cristo, el pobre es presencia de Jesucristo; y el pobre siempre ha de ser tratado con la dignidad irrenunciable de persona, ante Jesús nos presentaremos y tendremos la misma dignidad”.
El arzobispo animó a que, inspirados en el testimonio de San Alberto, suscite en las personas, el deseo de edificar una sociedad más justa y generosa. “¡Cómo nos gustaría ver disminuir el número de pobres y necesitados; cómo nos gustaría que efectivamente en Chile y en esta hora todos desde el Gobierno y los legisladores y el poder judicial, desde la Asamblea Constituyente hasta las juntas de vecinos, desde las instituciones de la Iglesia hasta los fieles recién llegados a la parroquia, ¡hiciéramos un compromiso por los pobres!”.
Fuente: Comunicaciones Iglesia de Santiago